Plaza de Toros de Pegalajar. Floja entrada en tarde desagradable.
Novillos de García Merchante de juego dispar, sobresaliendo el segundo, de mucha calidad.
Antonio David (blanco y oro) Silencio y oreja.
Juan Reyes (verde oliva y oro) Saludos tras aviso y silencio.
Álvaro Pérez (rosa y azabache) Oreja tras aviso y palmas tras dos avisos.
Algo más puesto, más toreado, el primero del cartel, el ecijano Antonio David. Su solvencia y oficio lo delataban y estando como estuvo a poco supo el silencio en que quedó su labor al primero de la tarde, distinto al cuarto, al que con el público algo más entregado y metido en el ambiente, haciéndole bien las cosas, sobresaliendo con el capote y en el toreo con la derecha se le premió con una oreja.El linarense Álvaro Pérez anduvo toda la tarde voluntarioso y dispuesto que es lo mínimo que puede exigírsele a quien quiere ser torero. Resolutivo y variado en sus formas, pasó muchas fatigitas para dar muerte al último. Más todavía las que pasó y tragó el ubetense Juan Reyes, quien estética y físicamente recordaba en mucho a quien ha sido su maestro en la Escuela de Baeza, José García “El Doctor”. Un calco de la última tarde de éste en Úbeda el pasado mes de octubre. Les diferenciaba sólo el traje y el volumen del animal.
Morantista en sus formas, o quizás en sus intenciones, el compromiso le vino grande.
Una pena que ayer saltaran al ruedo novillos que en otras circunstancias se le podían haber cortado más orejas.